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Cartas de Lord Ironfist

Carta 7



21º día del mes de la rata
Año 1 de la nueva era

Ragnar el usurpador:

Hace ya cinco largos años desde mi última carta. Me imagino cómo te van por ahí las cosas, sentado como una corrupta araña gorda y fofa sobre tu trono barato, que ocupaste ilegalmente y que has mantenido ilegalmente.

Mi fuerza por estas tierras ha subido como surge un fénix de las cenizas. Muchas y grandes batallas he librado. He tenido que destrozar castillos, tomar pueblos, y ondear Mi bandera sobre ellos. Ahora se unen a mi causa muchos héroes. Me pregunto tú que has hecho últimamente, sentado detrás de los muros de tu castillo. Cuando los juglares canten mis alabanzas, sobre ti y tu “reino” no habrán mas que dichos y dibujos escritos en las paredes de los retretes.

Tras largos años consolidando mi poder en todas las zonas, preparando ingentes tropas de campesinos, picadores, guerreros a caballo, ogros, trolls y duendes, reuniendo los necesarios poderes mágicos, acorralando a las hidras y a los dragones, salí para barrer a todo lo que se me opusiera.

Tres de los grandes reyes se unieron en mi contra. Me pusieron trampas y colocaron grandes fuerzas en sus ciudades. Muchos eran los héroes con los que me tenía que enfrentar simultáneamente. Tenía a seis ejércitos a la vez que me cercaban desde todos los puntos del compás.

Fue entonces cuando la gran inversión que había hecho en la magia me vino de maravilla. Dos veces pude teletransportar ejércitos enteros de un lado del imperio a otro, poniéndoles detrás del ejército enemigo para poder destrozarles por la retaguardia. Pude controlar un Oráculo y a través suyo y de los gremios de ladrones, averigüé los secretos y las intenciones del enemigo. Esto tuvo gran importancia, dad que me permitió colocar mis ejércitos de tal forma que podía parar los golpes del enemigo y enviar mis fuerzas allí donde el enemigo era más débil.

El coste de tales campañas fue grande, En un solo mes me gasté lo que hasta hace poco me hubiera parecido un tesoro inalcanzable. Pero si uno quiere todo, lo debe arriesgar todo.

Gané a dos de mis grandes rivales, y al final sólo me quedaba Lord Alamar con quien luchar. Ragnar, eres un pobre mendigo a su lado. Luchamos largo y tendido. Lanzó un ataque que me hizo retroceder hasta el centro de mi reino, obligándome a usar el teletransporte para sobreponerme al peligro.

Finalmente, llegué frente a su grandiosa y magnífica capital. Mis ingenios de asedio destrozaron sus altas murallas. Los dragones volaban por los aires. Las hidras se pelaban por los suelos. Grandes legiones de arqueros, espadachines, enanos, orcs y campesinos pelearon hasta que el campo estuvo cubierto de cadáveres. Con mis ayudantes mágicos, llegué hasta la muralla, y allí luche contra el mismísimo Lord Alamar, con hechizos, fuego y espada. Esta pelea ya se ha convertido en un mito que cuentan los campesinos alrededor de sus hogueras. Era listísimo, poderosa su espada, grande su magia y brillantes sus estrategias, pero no le sirvieron de nada. Al final le gané y mi única decepción fue que se pudo escapar hacia tierras lejanas.

Bueno, Ragnar el cerdo, ahora que sépas que estas tierras son mías. Todas las criaturas aquí me reconocen como el auténtico y único Rey. Reinaré con justicia y sabiduría. Vigilaré las fronteras bien, porque ha oído hablar de guerras en lejanas tierras y de reyes disgustados que piensan volver a derrocarme.

Déjame decirte ahora que doy gracias a Dios que ese idiota de Guthbert fallara tan estrepitosamente en el atentado contra tu vida, Si hubiera tenido éxito, yo hubiera sido solamente un pequeño lord en un pequeño reino, que es todo lo que tú tienes ahora. Tu padre mató a su hermano, mi padre, para subir al trono, y luego tú se lo cogiste a él. Tuve que huir a tierras desconocidas con solo manojo de hombres, y aquí en el reino de los Héroes, he montado un imperio, comparado con el cual tus pocos condados son una birria. A aquellos que lo arriesgan todo, todo podrán conseguir. Esta será la última de las cartas que dejaré en la cancela. Si tienes más noticias mías, será porque la cancela se habrá abierto, y pasaré por ella, con la espada en mano, buscando justicia.

Adiós, Ragnar.

PD. Si Ewine sigue contigo, dile que me he casado y que estoy bien contento. Mi compañera tiene todos los atributos que ella no tenía: se puede uno fiar de ella, es inteligente, bella, y llena de bondad. Además, se baña más de una vez al año, y no vive rodeada de una nube de moscas, algo que encuentro maravilloso, tras haber conocido a Ewine.